Café con Jesús
- Fundacion Hogar de la Misericordia

- 21 may.
- 1 Min. de lectura

El Café se ha convertido en una sustancia importante para el consumo. Es todo un ritual ofrecer un café a un visitante en nuestro hogar o en el lugar de trabajo. Y es a partir de este hecho de donde surge toda una conversación, reflexión o compartir de vida. Ofrecer esta bebida, es una señal que el visitante es bienvenido, acogido e invitado al diálogo.
Pensemos que si esto sucede en la vida ordinaria, ¿qué podría suceder en lo extraordinario cuando decidimos invitar a Jesús a tomarse un café con nosotros en actitud de acogida, diálogo, reflexión, agradecimiento y compartir de la vida?
Analicemos sin prisa, en el humilde secreto, qué sería hacerlo con Dios, quien como lo afirma San Pablo, “no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se
despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y actuó como un hombre cualquiera”. (Flp. 2,6-7).
Nuestro buen Dios, se hizo como hombre, y siendo como hombre, se hizo como
niño, para enseñarnos a ser humildes y a ser mansos. Les invito a tomarnos un café con Jesús.




Comentarios